Hoy en una jornada de limpieza en el pinar de Nagüeles, que organizamos dentro del proyecto LIBERA, encontré esta curiosa chapita en mitad del campo, semicubierta por la tierra y por el olvido material de lo que ya no vale. Ese tipo de distintivos que se ponen en la parte trasera de los coches a modo de declaración de intenciones. Desconozco su historia y la intención real de su dueño, tortolitos o patitos fogosos que seguro podría inspirar un relato tan erótico como surrealista, una tarea que la dejo para aquellas mentes capaces o con tiempo para inventar ese tipo de historias.
A mí me sirve para honrar a esa capacidad humana, y también de otras especies, que es la de colaborar en algo que les trasciende, que no es simplemente por pura satisfacción personal sino por un interés general o para mejorar el medio ambiente, el nuestro, como es el caso de hoy.
Por eso agradezco a todas esas personas, adultos y niños, que seguro que tenían muchas cosas mejores que hacer y que hoy han madrugado para intentar que nuestros espacios naturales sean lugares libres de nuestra propia basura. Éramos apenas un grupo de treinta y tantos pero capaces de unir voluntades para recolectar esos olvidos imperdonables: 19 bolsas amarillas repletas de plásticos varios, 8 bolsas verdes de vidrio, 5 bolsas azules de papel y cartón ( clínex con fines escatológicos) o 48 bolsas de no reciclable (con una mayoría de toallitas húmedas). También un colchón, un asiento de camping, alfombras, moquetas, material electrónico para escuchar cintas, un maletín (vacío) y 6 palos largos de escoba, cortina o herramientas. Abandonados a su suerte como si la tierra fuera capaz de tragar nuestra porquería y nuestra desidia para mantenerla impoluta.
También una chapita de SUPER LOVER que nos recuerda que hasta las intenciones más libidinosas como nuestros recuerdos materiales acaban abandonados en los espacios más insospechados y no en el sitio que les corresponde: como el del reciclaje, ese lugar donde la basura puede volver a la vida aunque sea material y no desperdigada en nuestra naturaleza.
Javier Lima Molina. Cofundador y presidente de Marbella Activa
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