Cuando estaba llegando a la exposición, todavía le daba vueltas en mi cabeza a las palabras del último informe que habíamos presentado: una encuesta revela el escaso conocimiento que atesoran alumnos de Primaria y Secundaria sobre lugares y personajes claves en la ciudad de Marbella. Marbella Activa reclama un museo de la ciudad como referente de la identidad del municipio. Inma, jefa de estudios del CEIP Vargas Llosa, me había mandado una invitación para ver el pequeño trabajo que habían preparado sobre nuestra ciudad. Y allí estaba.
Nada más entrar, supe que aquello era algo más que un pequeño trabajo. Ante mis ojos se extendía, cubriendo todas las paredes y el espacio de aquella amplia sala, el resultado de un magnífico proyecto en el que todos los cursos habían puesto su granito de arena. Allí estaba, en papel y cartulina, el museo que pedíamos: descubre Marbella y San Pedro. Allí estaban sus monumentos históricos (el Castillo, la Basílica de Vega del Mar, las torres defensivas…), sus lugares emblemáticos (plaza de los Naranjos y Paseo Marítimo), sus paisajes naturales (la Concha, las dunas de Artola, la cascada de Camoján), pasajes de nuestra vida económica (la minería, el turismo, nuestra gastronomía…). Allí estaba, en suma, nuestro pequeño-gran museo.
Los que trabajamos con niños sabemos la cantidad de horas de trabajo que se esconden tras un proyecto de esa naturaleza, sabemos de profesores que a veces se despiertan a altas horas de la noche o ya en la madrugada y su cabeza no para de dar vueltas buscando solución a los problemas que un proyecto así genera; pero también sabemos del derroche de ilusión que generan y de los conocimientos que se adquieren sin apenas darse cuenta: cada maqueta, cada dibujo, cada descripción requieren de un trabajo previo que los ha llevado a visitar los lugares, a leer libros, a recibir visitas como las de Dolores Navarro, Javier Lima, Andrés García, Marbella Activa, el programa de radio Qué está pasando en nuestras aulas…De todo se fue nutriendo su imaginación, y todo queda reflejado en su pequeño-gran museo.
Así que, cuando vuelvo los ojos al principio de este artículo, tengo que reconocer que esas palabras no van con el Vargas Llosa. Aquí hay una matrícula de honor en la búsqueda de nuestra identidad, de nuestras raíces. Y quiero dejar constancia de ello con estas palabras.
Francisco Cervera. Profesor y coordinador del proyecto educativo de Marbella Activa.
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