Somos básicamente historia: lo que hemos vivido, lo que hemos sentido, lo que hemos pensado. Cualquier buen médico lo sabe; por eso indaga en nuestro pasado, incluso en nuestra herencia genética, antes de ponernos el tratamiento que mejor convenga a nuestra salud. También cualquier buen proyecto de ciudad tiene que contar con nuestra historia si quiere tener futuro. Y, sin embargo, nuestra historia local es la gran olvidada.
No, no es un título exagerado a conciencia para llamar tu atención. Y sí, somos conscientes de todo el esfuerzo de Fernando Alcalá, de José Luis Casado, de Lucía Prieto, de Ana María Mata, de Francisco Javier Moreno, de Cilniana, de Marbella Activa y de muchas otras personas y de muchos otros colectivos por acercarnos a nuestro pasado; pero de qué nos sirve si nadie se preocupa de acercar a las nuevas generaciones a nuestro patrimonio, a nuestras tradiciones: a nuestra alma colectiva. ¿Qué pasará cuando sean ellos los que se hagan cargo de los nuevos proyectos de ciudad? ¿Qué evocará entonces el nombre de Marbella? ¿Habrá alguien que todavía se acuerde de lo que Sierra Blanca significó y significa para nosotros? ¿Habrá alguien que se acuerde del esparto, del palmito, de los espárragos, de las piñas, de las algarrobas, de sus minas de plomo y de grafito, de sus cabras montesas? ¿Habrá alguien que recuerde que siempre fuimos un pueblo abierto al mundo, que por aquí pasaron los fenicios y los romanos, los visigodos y los musulmanes…? ¿Habrá alguien que recuerde que siempre fuimos acogedores, que nos habitan comunidades de judíos, de vascos, de chilenos, de alemanes, de rusos, de ingleses…? ¿Habrá alguien que recuerde quién fue Ricardo Soriano o Rogelio Vigil de Quiñones o el marqués del Duero? ¿Habrá alguien que se acuerde de lo que supuso la experiencia agroindustrial de la colonia del Ángel, o que recuerde los grandes cortijos de las Chapas o que sepa algo del Trapiche del Prado? ¿Habrá alguien que recuerde lo que era el Tostón o ya nos habrá absorbido el Halloween?
Si piensas que exageramos, puedes mirar los resultados de la encuesta que hemos llevado a cabo en nuestros centros de Primaria (6º de EP) y de Secundaria (4º de ESO). Podemos utilizar las excusas que queramos: es que muchos de nuestros alumnos son extranjeros, es que muchos profesores son de otros lugares y no conocen nuestra historia, es que ahora el bilingüismo se ha impuesto y obliga a que Sociales y Naturales se impartan exclusivamente en inglés y los niños que empiezan a construir ese conocimiento se enfrentan a tantas dificultades que se corre el riesgo de convertirlo en un mero aprendizaje de vocabulario obviando el valor pedagógico y vital que tiene la construcción de verdaderos aprendizajes…Sí, podemos utilizar las excusas que queramos, pero siempre nos quedará este mal sabor de boca al saber que no lo estamos haciendo bien, que es el conocimiento el que engendra el cariño y que se disfruta mucho más de lo que se conoce bien. Nuestra escuela tiene que abanderar el proceso de acercar a nuestros niños a su patrimonio, a sus tradiciones, a su alma colectiva. No podemos excusarnos con el temario oficial ni con el bilingüismo ni con la falta de preparación de sus profesores. ¿Acaso el CEP no puede ofrecer un curso de formación a todos los profesores de Sociales y Naturales? ¿Acaso nadie conoce los magníficos materiales que ha puesto a su disposición el programa de Microclima, el libro y la aplicación que Marbella Activa ha regalado a los centros escolares, el libro que Andrés García Baena y Pepe Moyano hicieron en forma de comic sobre nuestra historia, el programa Con Otra Mirada, la página de Historia de Marbella que administra Francisco Javier Moreno en facebook, por poner algunos ejemplos? ¿Acaso nadie conoce la oferta que realiza la Delegación de Cultura cada año para que todos nuestros alumnos puedan acercarse a nuestro patrimonio? Sin duda se impone una reflexión que nos lleve a un nuevo proyecto. Y eso, exactamente eso, es lo que hemos pretendido al hacer este trabajo. Léelo en el siguiente enlace:
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