En un horizonte un tanto maltrecho vuelven a aparecer nubes muy oscuras que a juzgar por su aspecto no presagian nada bueno, parece que estamos a merced de una ola gigante que con su virulencia arrasa con todo lo que tiene a su paso y desaloja sin piedad lo mas esencial que posee el ser humano. La arrogancia y la inconsciencia se han aliado para volver a destruir la naturaleza, nuestro patrimonio natural. Planeamientos urbanísticos desafortunados, proyectos y promociones inmobiliarias fueron en un pasado no muy lejano eficaces depredadores del territorio y nuevamente parece que vuelven a la carga aunque lo peor es que esta vez lo hacen sobre tierra quemada y están dispuestos a devorar lo que queda del cadáver.
La costa del sol occidental tiene ya colmatado de urbanismo gran parte de su territorio mas cercano a la franja costera y apenas quedan huecos para rellenar de “civilización” lo que en un pasado fue naturaleza salvaje. De la misma forma que actúa una gangrena a la mancha urbanística no le queda otra solución que extender su infección hacia el interior de la costa del sol poniendo en peligro el importante y variado patrimonio natural que a día de hoy y con toda legitimidad disfrutamos muchos de los ciudadanos y turistas que residimos en este bello rincón de Europa y que, dígase de paso, son una verdadera vía de escape para muchos, después de una semana de trabajo agotador.
Las grúas vuelven a aparecer timidamente en el horizonte y algunas de ellas serán colocadas previsiblemente en lugares muy sensibles para nuestros espacios naturales, en lugares donde reina una naturaleza que a golpe de urbanismo desmedido será destronada poco a poco. Un claro ejemplo lo tenemos en la macrourbanización conocida como El Real de la Quinta donde en estos días diversos colectivos medioambientales están poniendo en conocimiento de la opinión publica datos preocupantes sobre las dimensiones de estas obras y el deterioro irreversible que están causando al medio natural. El área afectada por las obras presenta un paisaje desolador debido sobre todo al embovedado y posterior relleno de la cabecera del arroyo Benabola y además las obras están afectando gravemente al río Guadaiza y su fauna acuática. Los colectivos recuerdan que el Guadaiza goza de protección a nivel Europeo ya que es un LIC lugar de interés comunitario y está dentro de la red natura 2.000 y resulta triste que ninguna administración este actuando para hacer cumplir las leyes de protección.
El macroproyecto se asienta sobre 2 millones de m2 y se construirán unas 2.000 viviendas, hotel, restaurantes, campos de golf y zona comercial. Todo esto tendrá sin dudas un fuerte impacto sobre las infraestructuras y los recursos hídricos y sobre todo tendrá una enorme presión humana sobre los valiosos espacios naturales cercanos, incluidos la zona sur del Parque Natural de la Sierra de las Nieves, el cual en un futuro próximo será Parque Nacional.
Con esta situación se debería hacer una reflexión ciudadana y poner el debate encima de la mesa sobre todo teniendo en cuenta que preservar nuestro patrimonio natural representa cada vez mas una garantía de futuro en varios sentidos. Hay que tener en cuenta algo muy importante. Las sociedades occidentales y muchos otros países de nuestro planeta están apostando cada vez más por la sostenibilidad y ya se empieza a hablar de una revolución verde que irá cambiando nuestros hábitos de vida en los próximos años. Amenazas como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad resultan fundamentales para que cada vez más ciudadanos estén sensibilizados en conservar sus espacios naturales, preservar los océanos de la contaminación por plásticos o que reclamen a sus gobiernos energías limpias y renovables.
Debemos por lo tanto reflexionar y pensar que opinaran nuestros turistas de un destino turístico como el nuestro si no respeta mínimamente su valioso patrimonio natural. Hay además que tener muy presente que el turismo internacional valora cada vez más que sus destinos vacacionales tengan naturaleza y que esta se encuentre bien conservada.
La sostenibilidad es una innegable necesidad que permite una mayor calidad de vida de los ciudadanos y es por tanto la tendencia a seguir en un futuro próximo. Sin embargo parece que nuestras administraciones no se inclinan por un desarrollo sostenible y tratan de volver a las nefastas políticas urbanísticas del pasado. En este sentido resulta cuando menos inquietante hablar de las predicciones urbanísticas del Plan de Ordenación del Territorio de la Costa del Sol. Este plan abarca un territorio que está comprendido entre los municipios costeros de Fuengirola y Manilva y cuantifica en el caso de poner en ejecución todo el suelo residencial previsto en los respectivos PGOUs de los municipios afectados un considerable aumento de población que pasaría de los 396.000 habitantes actuales a alcanzar el 1.254.135 habitantes en las próximas décadas.
Este «plan maléfico» es un sinsentido, y de llevarse adelante sustituirá el verde por el gris del hormigón y los espacios naturales se verán seriamente dañados por muy diversas causas. Otro gran problema que se crearía sería la explotación y la falta de recursos para esta extensa urbe, como ejemplo podemos poner el tema de suministro de agua. La obtención de este elemento líquido fundamental supondría por una parte un grave daño a los ríos de la zona y por otra parte muy probablemente se darían cortes en el suministro sobre todo debido a las cada vez más acusadas sequías.
La tendencia en el futuro no es ni mucho menos aumentar las edificaciones y sustituir naturaleza por urbanizaciones con el consiguiente aumento poblacional. El futuro es sostenible y para que sea así es fundamental la participación ciudadana. En el mundo hay bastantes ejemplos con esta nueva tendencia social, sobre todo en las ciudades y países más desarrollados. En España tenemos ejemplos como Vitoria que fue ciudad verde Europea, También Santander con su Estrategia para la conservación para la biodiversidad, Barcelona con su «Plan verde y de la biodiversidad 2012-2020 y recientemente se les ha unido Madrid con su iniciativa «Madrid+natural» donde a través de diversos proyectos este ayuntamiento pretende luchar contra el cambio climático y el aumento de la diversidad. También a nivel global existen bastantes ciudades sostenibles como Porto Alegre (Brasil) y Phortland (Estados Unidos).
Ante este panorama incierto que acecha a la Costa del Sol occidental los ciudadanos debemos demandar a las administraciones «sentido común». Nosotros debeos reivindicar ese futuro sostenible por todos los cauces posibles que tenemos en nuestra mano. La opinión publica debe ser cada vez más consciente de la necesidad de ese futuro verde y sostenible. Debemos ser conscientes…!Qué no nos quiten el futuro!
Antonio Figueredo Navarrete. Miembro de SEO-BirdLife y vicepresidente de Marbella Activa.
Muchas gracias por tus palabras cargadas de cruda realidad. La infelicidad y la avaricia de unos pocos pone en peligro el futuro de los demás simplemente por no tener voluntad de hacerlo las cosas bien y hacer políticas urbanísticas y medioambientales como demanda el sentido común y lo que demanda un futuro más armónico, amable y sobre todo sostenible. Saludos José María.
By: Antonio Figueredo NavarreteTú, Antonio, pones el granito de arena que te corresponde y además añades el puñado de arena que no aportan los desaprensivos, los que no tienen ética ni escrúpulos, los que adoran el dinero, los que siempre quieren más, los que están hipotecando y asfaltando el futuro. Pero tranquilos: conozco bien, y en persona, a esta calaña, y puedo afirmar que no duermen por las noches, ni la siesta del día, no pueden ni cerrar los ojos en un pestañeo porque toda esa avaricia, toda ese ansia de poder e influencias no les deja ni coger aire, ni un segundo de oscuridad. Ahí llevan su pena. Un abrazo, y gracias por tu contribución.
By: José Maria