Queremos dar la enhorabuena a todos los participantes del I Concurso de fotografía «La moraga y el espeto de sardinas» y, en especial, a los ganadores y finalistas que recibieron una especial mención. Nos hubiera gustado que todas fueran ganadoras pero como todo concurso había que elegir y nuestros expertos miembros del jurado fallaron basándose en criterios objetivos y en la alineación con la temática del mismo. Aunque para nosotros todas son ganadoras, independientemente de su calidad fotográfica, ya que muchas fotogarfías documentan a la perfección ese proceso de preparación de las sardinas en espeto: desde que se preparan las cañas para los espetones, el proceso de las sardinas en andanas para arrancharlas y salarlas, cuando el amoragador o toda la familia ayuda a espetar las sardinas, la preparación del fuego y los balates, amoragar las sardinas en la flama del fuego preparado por las expertas manos del amoragador, clave de todo el proceso y de la supervivencia de este arte malagueño. El jurado votó a ciegas sin saber autoría, solo fotografía, título si lo había y alguna nota explicativa del autor sobre la fotografía. Nosotros si teníamos más información y por eso muchas fotografías tienen un valor especial por lo que hay detrás. Os ponemos algunas destacadas de las muchas que podríamos subrayar.
Como la de Christopher Streuli que recibió el segundo premio con su fotografía «Plata y oro». Nos contaba que su mujer es española y durante cada año su familia hacía moragas cada verano hasta que se prohibieron (ahora se pueden hacer en los sitios habilitados). Después hubo una larga pausa y, este año, después de 15 años, la generación siguiente a los espeteros de la familia, ahora fallecidos, se hizo la moraga en homenaje a ellos. Para él fue la primera vez en participar de esta tradición tan especial, un momento que retrató en esa instantánea.
O la de Joaquín Medina Olivera «Jugando a los espetos» que recibió una especial mención y donde nos cuenta el autor que: «Un espeto de sardinas fabricado de manera divertida con elementos que los niños usan en las manualidades del colegio, como pueden ser lápices de colores, cartulina, goma eva…que despiertan el interés de los más pequeños por algo tan arraigado, santo y seña de nuestra gastronomía. En cada una de estas sardinas se pueden leer palabras que giran alrededor del elemento principal, el espeto. El acercamiento de los niños y futuras generaciones al «espeto» es necesario para la preservación y divulgación a lo largo de los años». Y no podemos estar más de acuerdo con él, una de las claves para que los patrimonios inmateriales sobrevivan es precisamente que no dejen de transmitirse a las siguientes generaciones.
O la de Fernando Arriazu que en su visita a Málaga como visitante come por primera vez un espeto de sardinas e intenta retratar en su fotografía «Delicias del mar» esta maravilla gastronómica.
Una fotografía de Cristina Martos Miranda «Ahí las llevan», premiada con el tercer puesto es una instantánea que documenta de forma bella ese proceso de elaboración del espeto que es arranchar las sardinas para preparar los espetones y dejarlos listos para amoragarlos.
La fotografía ganadora, «Family» de Raúl Morales Berlanga, es una instantánea de larga exposición que recoge la magia de la moraga con el telón de fondo de la Vía Láctea.
En nuestro menú inauguramos una galería «La moraga y el espeto de sardinas» con una selección de 20 fotografías presentadas a nuestro concurso. Aquí las podéis ver (pincha aquí).
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