Marbella, tierra huérfana de raíles desde que se desmontó el ferrocarril minero, debía tener a principios del siglo pasado un tren que la enlazara con Málaga y Algeciras. Un tren litoral. Los primeros estudios para la línea se remontan a 1862, el siglo XIX. Se supone que las obras se iniciaron en 1875 pero la concesión caducó sin avances en 1906. El tren entró en vía muerta aunque durante la dictadura de Primo de Rivera quisieron retomar el proyecto. Arroba un anuncio publicado en 1928 por el Ayuntamiento de Marbella en el que ofrece los terrenos y el agua necesarios para el tren. A vapor. Marbella tenía entonces 10.000 habitantes, una población considerable para la época que demandaba que el sueño de los raíles pasara por aquí.
La Plataforma por las Infraestructuras de Málaga, quizá a raíz de que la Junta de Andalucía promete, otra vez, retomar la conexión ferroviaria entre Málaga y Algeciras, ha elaborado otro proyecto. Nada que ver con la idea original, que se considera —con razón— inviable. Lo han presentado en sociedad hace unas semanas. El tren debe trazarse por el interior, por Alhaurín, Coín. Monda, y Ojén hasta llegar a Marbella. Alta velocidad, claro. Los expertos hablan de una media de 160 kilómetros por hora. Se trata de una propuesta feliz, bienvenida sea. Pero no es nada novedosa. Los autores que aparecen en las fotografías así, a bote pronto, no habrían empezado el instituto cuando surgió la polémica por el trazado de la Autopista. Un enardecido debate público que en los años ochenta estuvo lleno de conflictos. El motivo no fue otro que la oposición frontal a que la carretera se construyera por el litoral. Menos aún, el tren. Ya entonces los afectados, los empresarios turísticos, urbanizadores e, incluso, algunos Ayuntamientos proponían la alternativa por el interior. Justo por Alhaurín, Coín y Monda. Las razones esgrimidas, más que parecidas: sería más barata porque se evitarían costosas expropiaciones y túneles, se ejecutaría antes y favorecería el desarrollo del interior de la provincia. Se ponían como ejemplos La Costa Azul o el Algarve donde las vías rápidas van por el interior, por la cornisa, con ramales perpendiculares, como un peine, que conectan con las ciudades costeras. Te descuelgas de las autopistas hacía el sur para llegar a Cannes y Niza; o a Faro y Portimao. Pero no hubo forma.
El ministerio se empeñó en construir una autopista de peaje insólita. La vía incluyó como parte de su trazado las circunvalaciones de Torremolinos, Benalmádena, Fuengirola, Marbella y Estepona. El Gobierno argumentó que el proyecto estaba redactado y se negó siquiera a contemplar la solución más innovadora por el interior. Pero no sólo se habló de asfalto en esta controversia, también del ferrocarril.
La autopista enterraba toda posibilidad de construir el tren Málaga-Algeciras. Resultaba obvio que sería imposible adosar los raíles a la carretera. El tren necesitaría otro recorrido con menos pendiente y más túneles para atravesar áreas urbanas consolidadas. Sólo las expropiaciones serían tan desorbitadas que ninguna Administración pública acometería el proyecto. Y así ha sido. Hasta hoy.
Casi cuarenta años después se retoma el tren interior con los mismos argumentos que se opusieron a la autopista litoral —que medio se hizo, inaugurada en 1999— y que demostraron que era imposible llevar el tren por la Costa. En tiempos de Primo de Rivera, todavía se pudo construir. Cuando Franco, también. Ahora, es imposible. Ya desechado: ni litoral, ni hasta Algeciras. De hecho, los autores de este nuevo proyecto, que se topa con el parque Nacional Sierra de Las Nieves, ni se plantean que llegue a Estepona. Hasta San Pedro queda fuera de la línea de alta velocidad.
Pero, escepticismo de un periodista resabiado aparte, plantear el tren de nuevo, tras siglo y medio de olvido, es un empeño audaz. Si quieren, cándido, pero el tren vuelve a silbar en nuestra puerta. Dados los antecedentes, consuela saber que hay expertos que mantienen, aunque sea mutilado, el sueño ferroviario de nuestros tatarabuelos. Ojalá los tataranietos de estos expertos en movilidad disfruten del Málaga-Marbella por Monda y Ojén, desde cuyas minas, tanto tiempo ha, partían los railes del San Juan Bautista. Ya no hace falta que nuestro Ayuntamiento ofrezca agua para la locomotora. Aunque, quizá habrá que disponer de agua bendita. Para hisopear el milagro.
Miguel Nieto es periodista.
Intervención en Onda Cero Marbella
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