A lo largo de la historia de la humanidad, nos hemos enfrentado al desafío de convivir con nuestros semejantes. Sin embargo, en la sociedad actual, parece que nos limitamos simplemente a coexistir, sin realmente lograr una verdadera convivencia. Es hora de reflexionar sobre esta situación y preguntarnos: ¿convivimos o simplemente coexistimos?
La convivencia implica mucho más que simplemente ocupar un mismo espacio físico. Implica una interacción activa y respetuosa entre los individuos que comparten ese espacio. Se trata de aceptar y valorar las diferencias de cada persona, aprender a escuchar y entender distintos puntos de vista, y buscar el bienestar común.
Por desgracia, en la sociedad actual, estamos perdiendo esa capacidad de convivencia. Nos hemos vuelto individualistas, egocéntricos e intolerantes. Nos hemos acostumbrado a vivir en nuestra propia burbuja, sin interesarnos por los demás ni por el bienestar colectivo. Coexistimos, sí, pero de forma pasiva y distante.
En lugar de buscar la cooperación y la colaboración, nos enfocamos en nuestras propias necesidades y deseos. Nos volvemos competitivos e incluso agresivos, buscando sobresalir a expensas de los demás. Esta mentalidad egoísta y tóxica ha generado divisiones y conflictos en todos los niveles de la sociedad.
Es fundamental comprender que la convivencia no es algo que se dé de forma natural, sino que requiere esfuerzo y compromiso por parte de todos los individuos. Necesitamos aprender a escuchar, a dialogar y a encontrar soluciones conjuntas a los problemas. Necesitamos practicar la empatía y el respeto hacia los demás, reconociendo que todos tenemos derechos y necesidades legítimas.
Para lograr una verdadera convivencia, debemos dejar a un lado nuestro individualismo y enfocarnos en el bienestar mutuo. Debemos cultivar el diálogo constructivo, la tolerancia y la solidaridad. Debemos aprender a valorar y celebrar nuestras diferencias, reconociendo que en ellas radica nuestra riqueza como sociedad.
Convivir implica construir puentes en lugar de levantar barreras. Implica buscar la paz y la armonía, resolviendo los conflictos de manera pacífica y justa. Implica promover la igualdad de oportunidades y la justicia social, garantizando que todos tengan las mismas posibilidades de desarrollo y bienestar.
En resumen, es hora de que nos planteemos seriamente si simplemente coexistimos o si realmente estamos conviviendo. La convivencia implica un compromiso activo y consciente de todos los individuos de una sociedad. Solo a través de la convivencia podemos promover una sociedad más justa, equitativa y armoniosa. No dejemos que la indiferencia y el individualismo nos alejen de la verdadera convivencia.
Francisco Fernández Villatoro.
Cuánta razón tiene Villatoro.
By: Ana Eugenia Venegas Moreno