Los pecados muy graves han pasado a graves y estos a leves. Los leves son ya insignificantes. Son las fiestas de Navidad y el Ayuntamiento ha querido ser generoso. Ha rebajado la gravedad de las multas por los excesos de ocupación por mesas y sillas de la vía pública a la mitad.
Las infracciones han pasado a ser descuidos y los descuidos a despistes y los despistes a nos hemos equivocado contando. Mientras tanto hay calles y plazas que se han convertido en una yincana para los paseantes. La plaza de los Naranjos se llama ahora de las mesas y la calle Ancha a la de los veladores -queda mejor- y así podíamos seguir. Hay mesas que expulsan a los ciudadanos a las calles y es cierto -aunque increíble- que bancos públicos se utilizan como sillas acopladas a mesas.
Me pregunto antes de nada si se puede ser generoso con lo que no es de uno sino de todos. La vía pública nos pertenece a todos y no pueden ser aprovechadas por los particulares de forma exclusiva. Nunca he tenido claro lo de servicio público que reclaman y tienen bienes públicos para beneficio particular -como las calles de usos exclusivos para aparcamientos de taxis…- Porque digo yo un servicio público que hay que pagar para ser utilizado es público o privado.
Volvamos a la ocupación viaria. Algunos dirán que pagan unos cánones en base al número de mesas y sillas. Son cánones ridículos y están incontrolados porque no hay quien los controle. Hoy voy de pregunta ¿dónde quedan aquellas figuras de policial de barrio que pudiesen ayudar a los problemas de los vecinos e controlaran el cumplimiento de las ordenanzas municipales? Creo que se acerca a quinientos el número de policías de este Ayuntamiento. Proporcionalmente al número de habitantes tenemos más policías que Málaga capital. Sigo preguntando dónde están porque a parte de la hora de colegios yo no los veo.
Los excesos terminan deteriorando actividades que de por si pueden ser beneficiosos para la ciudad. Nadie, creo, está en contra de las terrazas -le dan vida y alegría a la ciudad-. Otra cosa diferente son las mesas de restaurantes que ocupan calles, plazas y aceras. Pero contemplar la alfombra de mesas que cubre la llamada plaza de los Naranjos – insisto- no beneficia a la ciudad
He dejado para el final lo esencial, –pecado muy grave y sin absolución- hasta dónde podemos llegar en la cesión de un bien público a los intereses particulares.
De ello hemos hablado en otras ocasiones, pero ahora se ha hecho realidad en el pliego de condiciones publicado – en El Periódico de Marbella se tiene las condiciones claras y evidentes- por las que se le concede a la Fundación Marbella FC -6 años de vida como tal fundación y una aportación inicial ridícula de cada socio 7.500 euros para una inversión de 114.331.624 euros- el “uso privativo del equipamiento público del estadio de fútbol”. Una parcela de 45.000 metros cuadrados de superficie. La concesión es por 221.500 euros anuales de canon – con una concesión de 75 años- En la memoria se dice – con todo el descaro del mundo- que dicha fundación espera obtener unos beneficios de 330 millones de euros en lo que dure la concesión. – directo, sin anestesia y clarísimo- El adquirente se declara, en teoría, una entidad sin ánimo de lucro para esta concesión directa sin concurso. En dicho pliego se recoge que la concesionaria podrá dedicar el solar publico para usos de hostelería, comercio, aparcamiento y recreativo. ¿Sin lucro?
Estamos hablando de un “presunto” atraco del patrimonio municipal con claridad y evidencia. Espero seamos capaces de presentar recursos. Nadie podrá nunca negar que se hace con luz y taquígrafo. Ningún ciudadano de esta ciudad, que quiera esta ciudad, le preocupe esta ciudad y pretenda defender sus bienes podrá nunca negar que no lo sabía.
Porque estamos hablando de un solar único e inmenso de posibilidades -posibilidades que hemos comentado aquí, en otros artículos- en el centro de la ciudad, de propiedad de todos que va a ser entregado a una fundación para que se lucre con ella. Se ha publicitado en este periódico -repito y reitero- las condiciones de adjudicación y las alegaciones presentadas por un colectivo ciudadano. Si nos quedamos con los brazos cruzados será responsabilidad de todos.
Yo no espero nada de esta Corporación. Su desidia e inutilidad es evidente como lo reflejan las privatizaciones de servicios y suelo municipal. Terminarán privatizando el Apuntamiento en pleno menos los sueldos de directores generales y cargos políticos. Lo entiendo. Están por la defensa de lo privado desmantelando lo público. Es la ideología de la derecha política. Son consecuentes.
Eso sí. Pero nunca entenderé la desidia ciudadana que ve como su patrimonio es desmantelado y entregado a manos privadas para su lucro, y no hace absolutamente nada.
Rafael García Conde. Ex-concejal
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