Te mataron Federico
porque no podían con tu vida;
ni con tu sed de justicia,
ni con tu fe y tu alegría.
Te apuntaron a la frente
porque al alma no sabían.
(Carlos Bernal)
Leyendo estos certeros versos de mi amigo Carlos (te apuntaron a la frente porque al alma no sabían), he vuelto a revivir la polémica sobre la muerte de Federico. La mayoría de los investigadores han dado por cierto que su muerte viene determinada por su manera de ser y de pensar; pero hace tiempo que vengo escuchando a las gentes de la vega de Zujaira que las causas primeras y las motivaciones de su asesinato son anteriores a la guerra civil y que son causas de tipo pueblerino, de animadversión entre familias del mismo pueblo y de la misma clase social.
Todos los rencores acumulados, las envidias y los odios encontraron salida cuando irrumpe en España el llamado Movimiento Nacional en el que se dio carta blanca a los fascistas y demás derechistas comprometidos para asesinar o mandar fusilar a toda clase de personas consideradas como enemigos, desafectos a la causa o simplemente sospechosos. Así, los antiguos enemigos de la familia García Lorca aprovecharon los primeros días de guerra para matar primero a Fernández Montesinos, yerno del padre de Federico, y fusilar después a Federico, el miembro más notable e importante de la familia. La cuestión era hacer el mayor daño posible a una familia para ellos odiosa: nunca le perdonaron a Federico padre que ganase un pleito sobre una valiosa finca disputada por otra poderosa familia del mismo pueblo; nunca le perdonaron su campechanía con los obreros del pueblo, ni su agnosticismo religioso, ni los éxitos artísticos y culturales de sus hijos, ni su amistad con don Fernando de los Ríos, hasta el punto de casar a su hijo Paco con Laura de los Ríos, ni que su hija Concha se casara con un socialista, el doctor Manuel Fernández Montesinos.
Como dice don Benigno Vaquero, de cuyo libro he extraído estos datos “con su pan se lo coman y allá se lo hallen”. Siempre llevarán sobre su conciencia la muerte de una persona buena e independiente, enemigo de toda violencia, la muerte de un niño que nació artista al que solo le dieron tres años, del 33 al 36, para dar a conocer toda su producción teatral. Duele pararse a pensar en todo lo que nos quitaron, en todo lo que Federico podría haber hecho aún por nosotros: siempre luchó con su arte por un mundo más justo y más humano.
Paco Cervera. Profesor de historia y presidente de Marbella Activa
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