Esta imagen de la senda litoral a la altura del antiguo camping de la zona de río Real está cargada de simbolismo. Sabemos que integrar esos árboles en la senda sin necesidad de talarlos fue una dura negociación entre delegaciones.
En definitiva es una cuestión de sensibilidades. En un lado, la perspectiva de tratar a los árboles como meros objetos, como un frío y obsoleto mobiliario urbano que es posible eliminar para que no estorbe en el trazo recto de un nuevo diseño sobre plano. Lo nuevo a estrenar contra lo que ya no nos vale. Para otros, son seres vivos reales que nos aportan mucho más que generar diariamente una inmensa masa de oxígeno. Los árboles son un oasis de sombra en unos veranos cada vez extensos y tórridos, minimizan los efectos del calentamiento global, conservan y aumentan la biodiversidad urbana, retienen el suelo y el agua protegiéndonos en las inundaciones. Nos protegen de la contaminación acústica, del viento y de la erosión del suelo además de absorber el dañino dióxido de carbono mejorando la calidad del aire.
No será casualidad que Marbella, por esa pantalla vegetal que la caracteriza como ciudad-jardín y esa gran trama verde que vertebra la ciudad, sea la urbe más saludable de la península en cuanto a su calidad del aire. Somos el lugar donde mejor se respira ¿es para estar orgullosos no? Tampoco es casualidad que en el plan estratégico de Marbella sus ciudadanos hayan elegido la ciudad sostenible como una de sus principales estrategias. No solo hay que estar orgullosos, debemos fortalecer a la ciudad con todo tipo de acciones que nos lleve a ser una ciudad verde de referencia en toda Europa. Nuestros turistas no solo lo agradecerán, es lo que esperan de esa calidad y excelencia que tanto proclamamos.
Por eso celebramos la existencia de asociaciones o plataformas medioambientales como el caso de Marbella por sus Árboles con esa sensibilidad necesaria y ardua tarea de crear conciencia ecológica y ambiental y de velar por proteger nuestro patrimonio verde —el de todos—, el legado paisajístico por el que apostaron con mucho acierto Ricardo Soriano, Alfonso de Hohenlohe o el arquitecto Melvin Villarroel, entre otros, imprimiendo este modelo de ciudad tan exitoso a nivel turístico y que estamos obligados a conservar, no solo por una cuestión de sensatez por un futuro sostenible sino por la vegetación y los mismos árboles que son nuestros benefactores y aliados.
Razones de peso para que ciudadanos, técnicos y políticos de cualquier signo comprendamos que solo hay un camino para nuestra ciudad: proteger y conservar nuestra naturaleza, nuestros espacios verdes. Ese fabuloso paisaje urbano que incrementa la habitabilidad de la ciudad para que seamos una ciudad sostenible, de verdad.
Los distintos Proyectos y Urbanizaciones proyectadas por el Arquitecto Sr. Melvin Villarroel Roldan se caracterizan por su sello original inigualable artista del paisaje y la naturaleza que predominaban en sus obras en que cada arbol y jardin parecen tener su protagonismo personal y la belleza que impregno en cada de sus Proyectos que tuve el agrado de conocer en mi recien estadia en Marbella. Ojala que esta obra no se pierda como fue mi impresion en algunas intervenciones de los arboles en Avenidas con podas excesivas y algunas verdaderas mutilaciones de los arboles que junto con alterar el hermoso paisaje de cada Urbanizacion producen un daño irreversible al entorno que se vuelve arido seco y triste
By: Luis Enrique Rudloff WachtelCuando se piensa un poco y no hay prepotencia se hacen estas cosas tan hermosas
By: Paco