Como cualquier tarde de verano jugaban los niños en aquella playa. La torreta del Cable se divisaba al oeste a una relativa distancia. Es la tarde del domingo 31 de Agosto y la fecha se hace notar en el cielo. Aunque hace un poco de calor, está nublado y las nubes que vienen del sur descargan alguna que otra gota de lluvia. Todo está tranquilo como cualquier tarde de verano hasta que de pronto en el mar se deja ver uno de los seres más mágicos que en él habita.
El pequeño delfín listado llega a la orilla desorientado apenas tiene un mes y medio de vida y ha sido atacado por uno de sus congéneres de mayor tamaño, un delfín mular. Está mal herido, marcado por unos terribles dientes, está agotado, hambriento y ha perdido a sus padres tras el ataque. De pronto un revuelo se desata en la tranquila playa y los bañistas se percatan del pequeño que falto de fuerzas se deja caer en los brazos de la gente. La respuesta de los allí presentes se hace unánime y en aquella tranquila playa deciden que hay que salvar su vida. Niños y mayores intentan buscar una solución. ¿Qué podemos hacer? Se preguntan…
Rápidamente la coordinación se hace absoluta y mientras unos consiguen una pequeña barca y llenan de agua para acomodar al pequeño delfín otros intentan localizar a los veterinarios del centro de recuperación de especies amenazadas marinas, la operación de salvamento del pequeño delfín ya está en marcha, solo queda esperar a los expertos.
Aquellos desconocidos de la playa se están haciendo amigos gracias al pequeño delfín, los mayores cambian impresiones mientras los niños logran tranquilizar al bebe delfín con sus caricias continuas. Era gratificante ver las bonitas escenas de los bañistas en torno a este mágico mamífero.
A veces el ser humano hace cosas maravillosas, en aquella playa ninguno estaba dispuesto a abandonar al pequeño delfín. Ya casi cayendo la noche y después de una emocionante espera llegaron los veterinarios del C.R.E.MA. Nadie abandono la playa hasta ver al pequeño delfín en buenas manos.
Personalmente estoy muy contento de haber tenido la suerte de vivir esta grata experiencia en primera persona y de haber visto los mejores valores humanos en defensa de nuestra naturaleza en aquella tarde junto al mar.
Antonio Figueredo Navarrete. Secretario y cofundador de Marbella Activa
Menuda historia, y dar la casualidad de estar tú allí, gracias por relatarlo!
By: Jose maria